jueves, 22 de enero de 2009

OBAMA NO ES GITANO

Yo también quiero que Obama sea el inicio de otra forma de hacer política, de entender el mundo, las relaciones internacionales, la economía, el reparto de los bienes, el respeto a la diversidad cultural...
Pero, sinceramente, estoy asombrada del entusiasmo con que oigo hablar en nuestro país a todo el mundo. Se ensalza la carísima pero aparentemente austera ceremonia de "entronización" del presidente. Se valora la diversidad cultural, la presencia de músicos de primera línea, el tono claramente afroamericano en bailes, colores, ritmos, acentos...
Todo eso está bien. Pero me gustaría saber cómo sería esto en España, si algún día (¡queda muchísimo!) un español/a de raza gitana fuera presidente del gobierno, del Real Madrid o simplemente, obispo de alguna diócesis.
Entonces, las celebraciones estarían llenas de gente vendiendo romero, cantando por bulerías, con pañuelos al cuello y zapateados. Lo acompañaría toda la familia extensa en el estrado y no nos molestaría (como cuando coincidimos con una familia gitana en el hospital o en tanatorio); al contrario, nos parecería un valor esa unión familiar.
No hablo de tópicos sobre la cultura gitana; hablo de lo que viven cuando se reúnen, de cómo celebran sus fiestas y cómo expresan su alegría.
¿Seguiríamos valorándolo igualmente como otra visión cultural más? No veo a Rajoy ni a Zapatero partiéndose la camisa...

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