Pentecostés: Ven, Espíritu

Refrán y sabiduría

Si el labrador contara, no sembrara

Pues eso... no tengo nada más que añadir.

Estoy indignada

Sí, si, lo estoy... ¡estoy indignada! Me indigna el calor y el frío, el ruido y el silencio, la luz y la oscuridad, el orden y el barullo, los calvos y los melenudos, los gordos y los flacos, los buenos y los malos, la prisa y la pachorra, los corruptos y los justos, la playa y el campo, los ricos y los pobres, los listos y los tontos, ... En fin... os aseguro que estoy indignada.

Pero, además, hoy me he dado cuenta, que necesito estar también comprometida con aquello que me indigna o su contrario. Y por ahí, la cosa se complica. Como si fuera más fácil gritar que escuchar, matar que dar vida, derribar que construir.

Sí, ambas cosas hacen falta. Pero hoy, me he decidido: busco indignación comprometida. De la otra, hay muchísima... 

¡Apúntate! Campamento de verano La Esgaravita 2012

Queda poco tiempo... ¡apúntate ya y anima a otros a que se apunten! cuantos más seamos, mejor nos lo pasaremos: caballos, tirolina, piscina, naturaleza, cultura, amigos y amigas, familia claretiana, valores, descanso, diversión, olimpiadas... ¡¡¡tenemos de todo!!!

Apúntate e infórmate en la pastoral de tu centro o escribiendo a claretianas.ep@gmail.com

Ah.... ¡Y gracias a nuestros intrépidos actores de Carcaixent!:

Jinete 1 y carteles: Victoria Gómez

Jinete 2 y carteles: Raquel Albiñana

Jinete 3 y carteles y carteles: Mª José Llácer

Caballo 1 y cámara 1: Miguel Vidal

Caballo 2 y submarinista: Antonio Garrido

Caballo 3 y carteles: Laura García

Tirolina intrépida: Gemma Fogués

Sin rendición (Migueli)

Porque no hay elección, porque no queda más remedio que luchar y vivir y seguir adelante. Porque lo contrario se puede, pero no es vida. O no merece la pena... ¿no te parece?

Decirte que sí es sólo el principio,

parece tan fácil.

Habrá que seguir día tras día por el desierto

y en las tormentas, sin rendición.

Batallas perdidas, día tras día,

volver a empezar hasta el final, 

sin rendición, sin rendición...

Abejas y no moscas

"Y ser abejas y no moscas. Las moscas se dedican a esparcir todo aquello que se pega a sus patas, yendo de un sitio para otro. Las abejas se dirigen al corazón de cada flor y son capaces de extraer lo mejor de cada una y convertirlo en miel para los demás"

La austeridad por sí sola no es suficiente

En los últimos días, por tierras europeas se multiplica el discurso en torno a esta afirmación: "la austeridad por sí sola no es suficiente, no nos saca de la crisis, no mejora la situación, no nos hace crecer". Sin duda, periodistas y políticos se refieren a la economía y las medidas sociales con todos sus recortes, pero a mí  me ha hecho pensar en otras cosas.

Me ha dado por preguntarme qué me hace crecer a mí; qué nos hace crecer a los humanos. ¿Recortar, ser austeros, renunciar? Bueno, pues en parte sí. Cada vez que una persona es capaz de recortar excesos y abusos, extras que no necesita... Cada vez que somos capaces de vivir con austeridad, con sencillez de vida, con pobreza solidaria... Cada vez que alguien renuncia a alguien o a otra cosa o a una aspiración legítima o a una posible elección, siempre que lo haga por amor, por haber elegido un bien mayor... Entonces, cada vez que pasa algo de esto, creo que crecemos, sí. Sin duda. Yo crezco cuando hago cosas así.

Pero ciertamente, ¿qué sería del ser humano si pusiera toda su pasión y su voluntad, su alegría y su empeño, sus cualidades y su amor en ser austero y capaz de renunciar? ¡Dejaríamos de ser humanos! 

Es verdad. para crecer, para ser cada un poco más yo, un poco más humana, no basta. Es preciso también soñar, provocar, lanzarme, ir más allá, volar, ser creativa... 

Sin todo esto, ciertamente, no sólo no crece mi "productividad", sino que además, dejo de ser "fecunda"; dejo de dar vida. Y eso ya son palabras mayores. Eso sí es una buena crisis.
Jesús comenzó su vida pública bailando, comiendo y cantando en una boda... allá por Caná de Galilea. Juan Bautista eligió el desierto, el ayuno y la conversión como centro de su vida. Ambos necesarios, ambos nuestros, ambos de Dios. Pero yo, a quien sigo, es a Jesús.

¿Funcionará igual la economía? No lo sé... hoy he preferido hablar de vida y de evangelio.