Creo que hay diferencia y sin embargo, con frecuencia, lo confundimos o hablamos de ello indistintamente. Se acerca el Adviento. Los cristianos estamos a punto de comenzarlo. Un tiempo de esperanza, diremos y nos dirán. Y así, año tras año...
Sin embargo, tengo la sospecha de que la mayoría de nuestra esperanza es puro tiempo de espera... Es un quedarnos donde estamos y omo estamos, con ese secreto anhelo de que alguien o Alguien va a cambiar las cosas y "mágicamente" todo será distinto... ¡hasta yo misma!
Esperamos y esperamos... Con frecuencia, hasta esperamos cosas santas... hasta esperamos a Dios. Y esperamos de corazón. Pero hemos perdido la esperanza... o parte de ella.
Quien tiene esperanza no se viene abajo cada vez que la realidad le da un revés (que no poco frecuente).
Quien tiene esperanza pone su fe y sus fuerzas fuera de sí mismo porque sabe que el mundo no gira en torno a él, ni necesita de mí para que cada día salga el sol.
Quien tiene esperanza despierta y cuida la vida que hay oculta en cada persona y en cada acontecimiento porque sabe ver más allá de lo evidente.
Quien tiene esperanza no se queda quieto ni inmoviliza a los demás con la excusa de una fe providente y sin embargo, ha aprendido a dejarse llevar, a dejarse hacer, a confiar.
En definitiva.... ¡cuanto necesitamos ser gente de esperanza que no se conforman con esperar!