viernes, 27 de abril de 2012

Sabes que te quiero :) JMOV 2012



No hay más vueltas que dar.
Así de simple. Así de hondo.
Vocación

viernes, 20 de abril de 2012

Mirad mis manos y mis pies: soy Yo en persona (Rupnik)



Marko I Rupnik, autor de este mosaico, es un jesuita esloveno director del Centro Aletti de arte oriental en la Gregoriana de Roma. Jesús, el Cristo, el Hijo de María y José, es el Resucitado. No sentimos que es Dios porque haga magia especial o por grandes apariciones extravagantes... No. 
El Resucitado es Dios porque nos muestra sus manos y sus pies... ¡no es un fantasma! tal como dice el evangelio del tercer domingo de Pascua. ¡No es un fantasma!...¡conviene que nosotros, sus amigos y seguidores, tampoco lo seamos!
Los fantasmas no aparecen cara a cara. No son capaces de ponerse en pie sobre la muerte, la oscuridad, el mal... Jesús sí.
Los fantasmas no pueden ofrecer su mano -herida- a nadie y mucho menos sacarles del infierno donde se encuentran... Jesús sí.
Los fantasmas no generan comunión ni bendición ni hombres y mueres que viven y anuncian que todo esto -a pasar de todo- tiene sentido. Jesús sí.
Creo en Jesús Resucitado, Hijo de Dios hecho hombre. No creo en fantasmas aunque a veces, pareciera que será todo más fácil o al menos, más llamativo. Pero nuestro Dios no es así. Quizá por eso me guste tanto mirar sus manos y sus pies. Heridas. Resucitadas.


viernes, 13 de abril de 2012

Tú sabes que te quiero

 "Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero".
Ahí está Pedro en la orilla del mar junto a su Maestro... más aún, junto a su Señor... más aún, junto a Su Amigo.
Ahí está Pedro contemplando al Resucitado, al de verdad, al que muestra las heridas, al que ha pasado por lo mismo que nosotros (¡hasta descender a los infiernos!)
Ahí está Pedro contemplando sus propias heridas: su orgullo herido, sus negaciones, sus prepotencias, sus temores, sus debilidades e inseguridades... Porque después de haber negado a quien quieres o a lo que más quieres, sabes bien que puede haber una segunda vez aunque desees con toda el alma que no sea así. 
Pedro lo sabía. Jesús lo sabe. Yo lo sé.
Pero lo mejor de todo, sin duda, es saber con la misma fuerza, que aún así, le quieres. Y Él lo sabe.
Maestro, Señor, Amigo


lunes, 9 de abril de 2012

Era verdad... ha resucitado...

Pues sí, era verdad... 

Contra pájaros de mal agüero, 
profetas de calamidades, 
pesimistas empedernidos, 
realistas de tomo y lomo, 
desencantados de la vida diaria, 
poderosos que se creen algo, 
manipuladores natos, 
mentirosos compulsivos, 
reacios a la novedad, 
hijos del "nada nuevo hay bajo el sol", 
sembradores de sospechas y falsas acusaciones,
engendradores de violencia gratuita,
corazones tibios y manos que se pasan la vida "lavándose",
silencios cómplices,
débiles que contagian y acaban siendo el centro con su debilidad impuesta...
Y la cuestión es... que todos tenemos un poco de todos ellos...

Pues a pesar de todo, de todos y con todo, ¡ha resucitado!
Era verdad... Él es la Verdad y la Vida y el Camino.
Y en Él vivimos y morimos.
Gracias, Señor... 



domingo, 1 de abril de 2012

Semana Santa: Cristo, el Buen Pelícano


¿Alguna vez has visto un pelícano? Dicen que es un pájaro no muy estético. Su gran bolsa, en la que  almacena comida para sus crías, le hace parecer incluso ridículo comparada con otras aves más “majestuosas”, como el águila por ejemplo. Es más, junto con muchísimas otras aves, el pelícano es visto como inmundo y maldito en el libro del Levítico (cf. Lev 11,18), como el mismo Jesús fue considerado: “maldito todo el que cuelga de un madero” (Gal 3,13). Y sin embargo es este animal el que los primeros cristianos asociaron a Cristo, hasta el punto de encontrar en uno de los himnos más antiguos esta invocación: “¡oh, Cristo, Buen Pelícano!”. ¿Por qué será?
Cuando nacen las crías de los pelícanos las alimentan con pescados (¡son grandes pescadores, curiosamente!) que almacenan en esas grandes bolsas que tienen bajo el pico. Pero aún hay más: lo realmente increíble es que cuando el pelícano adulto no encuentra comida para sus hijos, en vez de abandonarlos o rendirse, les alimenta de su propia carne. Se arranca trozos del pecho utilizando su propio pico, y alimenta a sus crías con su propia carne y sangre. ¿Acaso no haría esto una madre o un padre viendo a sus hijos en necesidad? La mitología llega a transformar este dato afirmando que el pelícano devolvía la vida a sus hijos muertos hiriéndose a sí mismo y rociándolos con su sangre (cfr. SAN ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías, 12,7,26)
Así es Cristo, el Buen Pelícano y así lo experimentamos todos los que sentimos que realmente Jesús da la vida por mí. No sólo aquel día en la Cruz, sino todos los días de mi vida, de mil maneras: preocupándose por mí, cuidándome, llamándome, guiándome… Y en la Eucaristía, como celebración de la entrega más total, nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre... ¡no puede ser mas claro!
¿Querrás acompañar en estos días santos a Jesús, tu amigo, tu Señor, tu Buen Pelícano, dispuesto a dar la vida entera por ti? ¿Querrás tú seguirle y ser también un buen pelícano para todos los que te rodean? ¿Quieres leer algo que te ayude a entender más y mejor de qué va esto de la Pascua?

Ah… y si te ayuda, te regalamos un poema para cada día del Triduo… Lee, reposa, ora, disfruta… y sobre todo, acompaña a Jesús.