sábado, 9 de mayo de 2009

ENTRE LA VID Y EL SARMIENTO

¿Cómo estás?, ¿qué tal te encuentras? Si fueras Vid, ¿qué sarmientos estarían viviendo de tu savia y tu fuerza?.
La comparación de Jesús en el evangelio de Juan (Jn 15, 1-8) nos recuerda que Vid, propiamente Vid, sólo es Él.
La fuente y el origen de toda vida, propiamente, sólo es Él. Quien cuida, mantiene y hace crecer, propiamente, sólo es Él.
Los demás, en el mejor de los casos, le colaboramos y no entorpecemos. En el mejor de los casos...

Y si asumimos que lo nuestro es ser sarmiento en manos del Viñador, nos quedan dos opciones: arrancado o podado... Si te digo la verdad, de primeras las dos duelen, ¿no?... uff, qué pereza! ser podado!....

Parece que la elección es dar fruto o no darlo, y es verdad. Pero hay que leer la parábola entera: a quien da fruto se le poda, y eso duele. Pero da fruto.... Y no se puede separar una cosa de otra.

Igual te sientes un poco roto, un poco herido, un poco dañado... hasta un poco seco. No importa, ¡¡¡tantas veces la savia está fluyendo por dentro, esperando reverdecernos cuando el tiempo sea oportuno!!! Lo importante es poder detectar y elegir que ese daño, esa herida, ese cansancio, esa desesperanza... no sean para ser arrojados fuera sino para ser podados.

Pídelo, elígelo... La imagen de la Vid y los sarmientos termina diciendo: PEDID LO QUE DESEÁIS Y SE REALIZARÁ.

Eso sí: pide lo que deseas de verdad... con todo tu alma, tu ser y tus fuerzas.

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