miércoles, 7 de enero de 2009

APOLOGIA DEL REGALO

Ultimamente, puede que esté de moda el despilfarro, los excesos, el gasto desproporcionado y el egoismo más absoluto. Puede que sea verdad. Puede también que los cristianos o cualquier persona de bien comprometida con la Humanidad y la Justicia, tendría que denunciarlo y vivir de una manera contracultural y alternativa. Puede, en tercer lugar, que Navidad y especialmente Reyes, sea una fecha privilegiada para la austeridad y el compartir nuestros bienes.
Hasta ahí, puedo estar de acuerdo. Y con la crisis económica que atravesamos, más aún. Mucha gente de mi barrio (y del tuyo, quizá) lo está pasando fatal. Conozco a gente que no ha podido tener regalos de Reyes apenas. Conozco a gente que ha tenido abundantes y excesivos regalos de Reyes.
Pero también conozco familias y comunidades (religiosas) que han decidido dedicar a Cáritas el dinero que habían previsto para sus Reyes. A Cáritas o donde sea. Conozco a familias y comunidades religiosas que no se han comprado los regalos que otros años hubieran tenido, pero han encontrado una manera original, sencilla y fraterna de celebrar esta entrañable tradición de regalar-nos. Conozco a familias y comunidades religiosas que ajenas a lo que viven los demás, han mantenido su presupuesto exactamente igual. Conozco a familias y comunidades religiosas que han perdido la ilusión y las ganas de perder una tarde pensando y buscando un regalo -un detalle- para una determinada persona (mi madre, mi hermano, mi padre, mi abuela, mi sobrino, mi hermana/o de comunidad...). Y ni una cosa ni otra, creo yo...
Por eso, quiero hacer una defensa enérgica y apasionada del regalo. Porque regalar y deshacer paquetes no tiene nada que ver con la injusticia, el despilfarro y el capitalismo salvaje. Porque elaborar tú mismo o comprar un detalle para otra persona, te ayuda a expresar afecto, a dar espacio en tu interior mientras piensas cuál será tu regalo... Y al recibirlo, aprendes a agradecer lo que otros te dan cada día del año, lo que la vida te ofrece y lo que podrá llegar a contener el próximo paquete. Por ejemplo: mira la siguiente fotografía. ¿No es una langosta estupenda a pesar de estar hecha con salami, mortaldela y pan de molde?
Ojalá supiéramos hacer lo mismo al regalar-nos. Si no queremos ser como todos y amontonar paquetes de regalos inútiles en casa, no caigamos tampoco en revestir de solidaridad y abnegación lo que sólo es una especie de pereza vital y anímica que nos anula la creatividad y generosidad de quien sabe regalar y regala.
¡Por Dios! ¿Acaso os imagináis a María, a José y al Niño diciendo a los Reyes Magos:
sois unos despilfarradores y unos amigos del sistema, insensibles con todos los pobres que sufren. ¡¡¡Llevaos el oro, incienso y mirra, por favor!!!
No lo creo.

2 comentarios:

  1. Me imagino a María con la bata, los rulos y la escoba detrás de los reyes... jajajaja Y el pobre José sin saber de donde vienen los tiros... Pero es cierto que ahora mismo si eres extremista, estás en la sociedad; pero como intentas mantener en el equilibrio!!

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  2. de acuerdo contigo! es difícil el equilibriio, pero me gusta encontrar en algún sitio cristiano una invitación a no ser amargos tocanarices. ¡regalemonos, hombre!

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