Ayer, 28 de octubre, se cumplían 50 años desde que se eligió a un hombre bueno, bonachón y lúcido, a punto de cumplir 77 años, como Papa de la Iglesia. Él se llamaba Angelo Giuseppe Roncalli, eligió llamarse Juan XXIII y la gente católica y no católica le recuerda como "el Papa bueno".
Murió el 3 de junio de 1963 en el Vaticano y fue beatificado el 3 de septiembre de 2000. Parece ser que muchos le eligieron como Papa para poder "manipularle" y para tener unos años (ya era muy mayor) en que preparar al "Papa realmente importante". Pero Dios, que tiene estas cosas, decidió sorprender a la Iglesia, a los Cardenales que habían hecho sus planes y a todo el mundo. Y este hombre convocó en unos meses el Concilio Vaticano II, convencido de la necesidad de renovar la Iglesia y abrir las ventanas a la sociedad moderna. Muchos motivos para recordarle. Aquí tienes algunas de sus frases, que sigan mostrándonos su categoría humana y cristiana:
Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez
Si Dios creó sombras es para destacar mejor la luz.
Los sentimientos de mi pequeñez y mi nada me mantuvieron siempre en buena compañía.
Cualquiera puede ser Papa; la prueba de esto es que he llegado a ser uno.
No consulte a su temor, sino a sus esperanzas y sueños. No piense acerca de sus frustraciones, sino sobre su potencial.
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