lunes, 29 de septiembre de 2008

¿El Big Ban no deja sitio para Dios?... ¡pues que dios tan pequeño!!!

Hace unos días, Stephen Hawking afirmó en Santiago de Compostela que las leyes de la ciencia que explican el funcionamiento del Universo "no dejan mucho espacio para milagros ni para Dios". El científico señala que "la ciencia está contestando cada vez más preguntas que solían ser dominio de la religión" y es verdad. Es lógico: ¡sólo faltaba que la mente y el progreso humano no avanzara!!! La pena es que Hawkig parece confundir religión con ignorancia o superstición... Y lo que es peor, parece confundir ámbitos del conocimiento: el científico y el religioso. Un buen alumno de ESO sabría explicar esta relación en un examen de Religión...

Ciertamente, me sorprende. Sería tanto como decir que la biología molecular cada vez da respuesta a más preguntas que antes contestaba la poesía... Y cualquiera, con dos dedos de frente, pensaría que o es una errata o quien lo escribe no tiene ni idea de qué es poesía...

Pero quiero hablar hoy de otra persona: Katarina Pajchel es física y trabaja para recrear el Big Bang, esa gran explosión en la que los científicos intentan reproducir el origen del universo. Además de científica, es religiosa dominica. Esta combinación no es habitual, pero ella no ve ninguna contradicción, lógicamente: “Mi interés por la ciencia llegó primero, pero la idea de la vida religiosa apareció al mismo tiempo en que decidí el área de mis estudios universitarios. Me pregunté a mí misma si mis estudios en Física podrían, de alguna manera, ser de utilidad a mi servicio a la Iglesia y a los seres humanos. Después de todo, la elección de una vida religiosa nace de una sed de Dios. Quizá podía haber elegido estudiar Teología o Humanidades, o trabajar en el campo humanitario. Sin embargo, decidí estudiar un ámbito que toca la Naturaleza, ya que creo que ésta es tan importante para la Iglesia como para la Cultura”.
No es raro que muchos científicos sean también gente de fe, aunque no suele darse publicidad. Katarina cree que "la organización que uno encuentra en la Naturaleza y su belleza viene a reforzar la idea que yo tengo de Dios y mi relación con él, que es la de una criatura con su Creador. La naturaleza es fascinante y a mí, como creyente, me habla del Creador. Enriquece mi profesión de fe y mi oración”.

Si queréis ver el reportaje entero, está en Vida Nueva

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