domingo, 16 de noviembre de 2008

TE QUIERO TANTO QUE DEJARÉ QUE MUERAS DE HAMBRE

Perdonad el título si os parece un tanto brusco... Se podría decir de otra manera, pero eso ya lo estamos encontrando en la prensa y los medios en general.
Se trata del caso de Eluana Englaro, italiana de 37 años, que hace 17 tuvo un accidente de tráfico y quedó en estado vegetativo. Sus padres llevan tiempo pidiendo a la Justicia que suspendan el alimento y el agua a su hija (lo recibe por sonda) pues por ella misma no puede alimentarse y ésta sería la única manera de que Eluana muriera "naturalmente"...
Un poco fuerte, ¿no? La cuestión es que la sonda que la alimenta e hidrata no es una máquina que la mantenga con vida, como algunos medios están diciendo. Es una imprecisión terminológica. La sonda la permite alimentarse, pero no la mantiene con vida. Eluana morirá, pero como cualquiera de nosotros si nos atan manos y pies y nos dejan de alimentar e hidratar.
Un dato más: desde hace 14 años esta mujer italiana es cuidada en una residencia de religiosas. Ellas se han ofrecido a seguir cuidándola y alimentándola, como llevan haciendo desde siempre. Seguramente no lo aceptará el Juez ni su familia; ciertamente, sería una bofetada al corazón ver que otros se ofrecen a seguir creyendo en la vida de tu hija cuando tú la prefieres muerta antes de verla en estado vegetativo. Es difícil. ¿Quién puede juzgar estgo? Yo no... pero tampoco puedo evitar asombrarme de la invalidez total que se da a un ser humano según qué criterios apliquemos.
Y una última pregunta:
¿retiraríamos la sonda que alimenta a Eluana cuando le tomaron esta foto? Ya sé que no... pero sigo sin encontrar solución ni salida para entender por qué sí podemos desconectarla cuando ya no puede ni esquiar ni hablar, ni moverse... ¿Eso es lo que nos hace plenamente humanos?

2 comentarios:

  1. No corresponde a nadie la decisión de la muerte del ser humano. ¿No se pide la abolición de la pena de muerte que existe en tantos países o estados aún de países democráticos?.

    La vida es de Dios, El sabrá cuando nos llamará a cada uno, "no sabemos el día ni la hora". ¿Quien puede arrebatar a Dios su voluntad?.

    Es necesario mantener la vida de Eluana, con alimentación e hidratación. No es una vida artificial para dejarla morir de hambre, es.... vida humana.
    Y no se sabe qué será de Eluana en el futuro si sigue con vida
    ¿saldrá del estado vegetativo? ¿morirá en breve?... Sólo a Dios corresponde "el día y la hora".

    Nadie puede jugar a "ser Dios", esta es la tentación permanente del ser humano desde los comienzos de la humanidad, de la ciencia actual,de los médicos sin fe que juraron un día el "jramento hipocrático" de hacer posible por toda vida humana.

    ResponderEliminar
  2. A mí lo que me da más miedo es lo que subyace a esta idea de poner fin a la vida de quien no puede valerse por sí mismo.
    La nueva ciencia nos anuncia un paraíso en la tierra donde no habrá enfermedades ni muerte, deformidad o imperfecciones. Desde pequeños nos educan para creer que el mundo está en nuestras manos, que hemos nacido para dominarlo.
    Basta con pararse un momento a pensar para descubrir que esto no es así: nacer o morir no está en nuestras manos, como tampoco lo están la lluvia, las erupciones volcánicas, el movimiento de los astros o los ciclos de la naturaleza. Nunca, por mucho que nos empeñemos, podremos abarcar la complejidad de la vida humana.
    En el momento en que soñamos con un mundo sin dolor o imperfecciones, incoscientemente estamos construyendo muros que dividen el mundo en gente de primera y de segunda; en aptos y menos aptos, por decirlo de otra manera.
    No creo en el dolor por el dolor, en el sufrimiento por el sufrimiento; es más, debemos contribuir a aliviarlo en la medida de nuestras posibilidades. Sin embargo, también me pregunto qué es el hombre sin fragilidad, sin enfermedad, sin incertidumbre. ¿Somos criaturas o máquinas cada vez más perfectas? De la precariedad nacen las preguntas, y éstas nos llevan a buscar un sentido para nuestras vida. Ésto es precisamente lo que nos hace hombres.

    ResponderEliminar