El 31 de mayo la Iglesia se celebra una fiesta de María llamada de la Visitación, recordando el momento en que María, recién embarazada de Jesús se entera de que también espera un niño su prima Isabel, mucho mayor que ella, y decide ponerse en camino y meterse unas cuantas horas por la montaña, hasta llegar a su casa.
Allí parece que se quedó hasta que hizo falta. Si algunos se sorprenden de que una ministra con 7 meses de embarazo se vaya a Afganistán, teniendo un equipo completo de médicos a su lado las 24 horas y muchas comodidades, ¿cómo no sorprenderse del arrojo y prontitud de María?
Fuera como fuere, más bien parece que tendemos a ver en la Madre de Jesús, una mujer apocada, siempre medio ida (que nada tiene que ver con vivir en actitud continua de oración) y simple como una galleta... maría.
Pues no! Acabamos el mes de mayo, mes muy de María. También hoy recordamos el Corazón de María como ese centro de todos sus deseos, afectos, fortalezas, temores, libertades... Ese lugar que en ella se dio lleno de gracia = lleno de Dios.
Ojalá cada vez que pensemos en María, vayamos quitando de nuesta mente y corazón todas las imágenes que nos impiden pensar en una Mujer más que especial, que sigue teniendo much oque decirnos a todos. Y especialmente a todas las mujeres de este siglo XXI.
¿Qué serían unas natillas sin galleta... maría? Pues eso
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