domingo, 15 de enero de 2012

Triduo vocacional M. París: renovar la Iglesia


“Cada carisma es una palabra evangélica que el Espíritu Santo recuerda a su Iglesia”  Benedicto XVI

"En este año de 1854, Dios nuestro Señor, me dio una comunicación tan continuada con su Divina Majestad que me parece imposible poder vivir una criatura en esta miserable vida con tan íntima comunicación con Dios, y no sé si acertaré a explicar cómo fue. Me parece que me tenía el alma Dios nuestro Señor  metida en lo más secreto de su corazón y allí le estaba comunicando sus eternas disposiciones… Lo que especialmente vi en aquel secreto divino fue el estado de la Santa Madre Iglesia y los medios y modos que había determinado toda la Santísima Trinidad para poner en pie los mandamientos divinos… “ (Aut MP 48)
“Año 1854…estando en oración, se dignó Su Divina Majestad manifestarme cómo quería la Reformación de toda la Iglesia (Aut MP 49) 
"(27 de agosto, 1855) Al ponerme Claret la corona sentí un peso tan grande que me la hacía inclinar… admirándome yo mucho de aquel grande peso me dijo Nuestro Señor: éste es hija mía, el peso que carga sobre ti de la Reformación  de mi Iglesia…”

En la Gaudium et Spes nos dijeron que “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1)
La Iglesia es también Institución y todas sus estructuras y normas, de cualquier naturaleza que sean, tienen que favorecer la encarnación de su Misterio, y esto es lo que Claret y París entendieron en contacto con la Palabra de Dios (…) María Antonia París, nacida a principios del s. XIX, una mujer, expone en los Puntos para la Reforma las luces sobre la Renovación de la Iglesia que había recibido en la oración. Dice quiénes tienen que hacer esta reforma y cómo debe ser: una Reforma que debe ser hecha en sus miembros, Papa, Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Laicos, viviendo en fidelidad el Evangelio, en pobreza y comunidad de vida, en una formación continua que los aleje de la ignorancia y les haga penetrar con profundidad el mensaje que tienen que hacer vida y transmitir a los demás.”
(Ser Claretiana para el mundo de hoy, pp 215-216) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario