viernes, 27 de enero de 2012

¿Ser lo que se quiere o querer lo que se es?...

Después de un comienzo de año lleno de buenos propósitos (¡y que no nos falten!) vuelve a mi cabeza un debate que mantengo con cierta frecuencia con un buen amigo. Se trata de si buscar la superación de uno mismo, luchando por lograr obtener cualidades o aptitudes que no poseemos, o si por el contrario, es mejor descubrir para qué cosas valemos y para cuáles no, y amar nuestras carencias y reconciliarnos con nosotros mismos.
Después de haber experimentado que soy incapaz de ser otra cosa más que lo que soy, y que querer ser otra, me "amarga la vida", yo he decidido que mi lucha es amar lo que soy como Dios lo ama (¡que no es poco oiga!).
Por ejemplo, a mi me cuesta mucho hablar en público, con lo cual cada vez que tenía que hacerlo me moría de rabia y pasaba un mal rato. Una opción podría ser hacerme conferenciante, para superar mi dificultad, y a base de hacer algo que no quiero hacer, conseguir que deje de costarme trabajo. Mi opción ha sido no hacerlo más que lo necesario, y asumir que me cuesta y que el mal rato se pasa.
Esto no quiere decir que uno no pueda superarse a sí mismo, y hacer las cosas mejor, y hacer mejores cosas. De hecho, me parece un buen ejercicio de superación la propia rconciliación con uno mismo.

La cuestión es, ¿qué me hace más feliz, querer lo que soy, o ser lo que quiero ser?...

Y tú... ¿qué opinas?

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Chica, vaya jaleo... bote pronto, creo que en el querer lo que soy me lleva a ser lo que quiero ser: al conocerme más, uno se ve con la necesidad de ir más allá, acercándose a lo uno siempre deseó de sí mismo... ¿no?

    Conclusión: querámonos para querer lo que somos y proyectar lo que queremos y se nos quiere...

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  3. pues... para mí que no hay que elegir. si fuera suficiente con amar lo que somos, nunca cambiaríamos. Pero es que en cristiano, por lo menos, no hay amor tan estático y seguro de sí que no nos empuje siempre a crecer y crecer y crecer... ¿no? Ahí está lo chulo, creo yo...

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  4. Pus sí. Estoy de acuerdo. Probablemente, y como siempre, en el equilibrio está la virtud... Gracias!

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