Por último, no quiero dejar de decir una palabra en lo referente al sentido pastoral de la JMJ y su alcance. La vida de un joven y de cualquiera de nosotros es demasiado amplia, gracias a Dios, como para creernos que “nuestra” pastoral, la que sea, es lo único que le va a acercar a Cristo o a alejar de Él. Sería una arrogancia bastante ingenua pensar que la JMJ o una Pascua juvenil en nuestros grupos o cualquier otra actividad, van a ser el centro de la vida de nadie. Y sin embargo, todos conocemos personas que a partir de un hecho concreto y puntual (por ejemplo, una estancia en Taizé, una experiencia misionera en otro país, un voluntariado en un barrio, una JMJ....) han reordenado su vida, han descubierto lo que son y lo que quieren llegar a ser, lo que Dios supone para ellos y la gracia que de Él reciben. Nuestra actitud creo que suele ser la misma: preparar esas actividades puntuales con todo el corazón y toda el alma, cuidándolas lo más que podemos, y al mismo tiempo, saber que se encuadran en un marco mayor de educación en la fe, de acompañamiento, de crecimiento humano... y por tanto hay que relativizarlas. ¿No podemos tener esta misma actitud con la JMJ, siendo un evento tan significativo para nuestra Iglesia, la Iglesia en la que vivo y en la que he conocido a Cristo?
Algunos de los planteamientos de fondo de la JMJ no coinciden con mi modo de vivir la fe. No son cosas marginales; son visiones de la vida religiosa, del lugar y sentido de los sacerdotes respecto al resto de vocaciones y carismas, de las prioridades a la hora de distribuir los gastos, de una mayor o menos sacramentalidad... Sin embargo, entiendo que dada la diversidad interna de la Iglesia católica, sería imposible que nadie –y digo nadie- pudiera organizar un encuentro mundial de jóvenes de tal manera que coincidiera con la sensibilidad y formación de todos los católicos. Y por otro lado, entiendo igualmente que la ni la iglesia ni la vida pastoral de España terminan ni acaban en la JMJ.

Rosa Ruiz, misionera claretiana
Muy buena reflexión. Todos esos que critican tan duramente a la Iglesia deberían mirarse primero a sí mismos. Ya lo dijo Jesús: "quien esté libre de pecado..."
ResponderEliminarYo asistiré a la JMJ orgullosa de mi Iglesia y de los jóvenes que la forman, que no tienen miedo de salir a la calle a proclamar su fe, por mucho que les ataquen con todo tipo de tentaciones o con falsos argumentos.
Gracias por la reflexión, Rosa, nos ayuda a todos, tanto si se va como si no a la JMJ. La Iglesia somos todos.
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