sábado, 30 de enero de 2010

COMENTARIO JOVEN AL EVANGELIO: PROFETAS SÍ, PERO SIN VIOLENCIA POR FAVOR

Domingo IV del Tiempo Ordinario, ciclo C. (Lc 4, 21-30)


Hoy oramos con la continuación del evangelio del domingo pasado… ¡y vaya contraste del uno al otro! De la fuerza que transmitía las palabras de Isaías, los grandes proyectos, la misión ardiente, de la frescura de su Espíritu… a la violencia con la que es tratado Jesús en su propia casa. Y en cierto modo, no ha cambiado tanto.
Que tire la primera piedra quien nunca ha tenido envidia (de la mala), aunque sea un poquito, de aquel a quien expresan su aprobación a la primera y se admiran de las palabras de gracia que salían de sus labios. Forman parte de lo humano estos sentimientos que, poco a poco, tenemos que ir “desterrando”.
Jesús no es bien mirado en su tierra. Y tampoco los profetas. Aquellos que se atreven a denunciar las injusticias en la sociedad, los que se vuelcan por las causas justas, los que anuncia la Palabra sin temor y sin vergüenzas; aquellos que actúan con el viento a favor del Espíritu no siempre son bien recibidos entre nosotros. Nos duele que nos llamen la atención. Y tampoco nos gusta que aquello que se nos ha prometido haya que compartirlo con los que no parece que les pertenezca, como la viuda de Sarepta o Naamán, el sirio. Quizás pensemos que sólo la Buena Noticia nos pertenece a unos pocos, y nada más… y eso es un error.
¿Qué eliges? ¿Tener la valentía, delicadeza y sencillez de Jesús al hablar y al actuar, o por el contrario prefieres ser de los primeros que pretendería despeñarle?
Fíjate que Él no utilizó violencia alguna al defenderse, simplemente, se abrió paso entre ellos y se alejaba.
¿Vives con esa paz hasta en los momentos más difíciles? ¿Anuncias, como un profeta, la justicia y la Palabra desde la sencillez y la coherencia?


Sigue acogiendo su Gracia para que, aunque no te acepten, disfrutes de la vocación de anunciarle.

miércoles, 27 de enero de 2010

CRECE EL ANTISEMITISMO EN TODO EL MUNDO

Hoy es el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. Quizá te parezca increíble, pero está creciendo el antisemitismo en todo el mundo, también en España. Y crece en casi todas las edades, de modo especialmente preocupante entre adolescentes y jóvenes (¡no quieren un compañero judío a su lado!).
Y me pregunto por qué ocurre. ¿Por qué? ¿Alguno de estos jóvenes ha conocido a un judío? ¿alguno puede dar razón alguna de su rechazo? ¿tiene alguna experiencia?
Creo que no. Seguro que no. Sólo se me ocurre pensar que es una prueba más del "anti-cualquier cosa" que nos rodea. Es curioso cualquie "anti-algo". Es triste que una persona pueda situarse e incluso definirse no afirmando una identidad concreta sino por ser "anti...". Es un rasgo de enorme trivialidad personal, de superficialidad, de vacío propio y de una gran violencia.

¡¡¡No quiero ser anti-nada!!!... La razón principal es que si lo fuera, pronto sería "anti-todo". Y vivir así, no merece la pena. Ni el mundo ni tú mismo te lo mereces. Ni yo.

lunes, 25 de enero de 2010

LO QUE LAS CRISIS MUESTRAN

Hace años, cuando el Mitch desoló buena parte de Centroamérica, vivimos sentimientos tan encontrados y hondos como ahora con Haití: la pobreza, Dios, la desigualdad, la incomprensión, el deseo de mejorar el mundo... Tuve la suerte de escuchar una conferencia de Jon Sobrino en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) y me impactó de modo especial una de sus reflexiones; tanto, que no la he olvidado.
Venía a decir algo así: todo terremoto, todo desastre natural, toda crisis tiene el poder de mostrar la verdad de lo que existe, lo que dejamos de ver normalmente. Es como una radiografía profunda de la realidad sacudida que nos permite ver por dentro lo mejor y lo peor, porque las situaciones límite sacan de nosotros lo mejor y lo peor.
Esto es evidente en un suceso como el que vivimos en Haití. El terremoto ha castigado a ricos y a pobres, a creyentes y no creyentes, a blancos y a negros... Pero unos han salido ya del país o reciben atenciones médicas en el extranjero y otros siguen allí removiendo los basureros -cadáveres incluidos- para llevarse algo al estómago. No nos engañemos, nada en la vida, nada absolutamente, afecta por igual a ricos y pobres. Sólo la muerte. La muerte sólo.

El terremoto, como toda crisis, nos pone en evidencia:
- Nos hace ver que los dirigente políticos eran inexistentes; de hecho, ha desaparecido y son otros países los que trazan planes de ayuda y reconstrucción.
- Nos hace ver que era un país pobrísimo, sin infraestructuras, sin orden, sin reservas, sin futuro.
- Nos hace ver que las ayudas internacionales "oficiales" no estaban llegando donde tenían que llegar ni a las personas adecuadas.

Y esto no pasa sólo en las crisis "naturales"... Pasa también en nuestras propias crisis personales, comunitarias, de pareja, de amistad, de trabajo, de futuro... Cada crisis puede ser momento de oportunidad y crecimiento, nos dicen. ¡Cómo fastidia cuando lo escuchas en pleno terremoto!

Ciertamente, estarás conmigo en que no hay crisis que no te permita ver más y mejor. Te permite ver quién eres, cuáles son tus ruinas y agujeros, por dónde caerás antes si caes, cuáles son tus fortalezas y apoyos, de dónde puedes sacar y de dónde no... Te revela, como una radiografía, qué había antes de tal temblor y qué habrá después en función de cómo reacciones. Desde los brazos cruzados al miedo atenazado, pasando por mantenerse en pie, no dejarse llevar por la vergüenza o fiarse de lo bueno que sigue estando en ti. Algo, que dicho sea de paso, casi nunca podrás ver por ti solo... Vendrá de los ojos y el corazón de otros, de Otro... Seguro.
Bienvenidas sean las crisis y los terremotos que nos remueven y obligan a reconstruirnos a medio y largo plazo. Bienvenidas las crisis pero nunca, nunca, jamás buscadas. Y menos aún provocadas por el corazón de la Vida, por el Señor de la Historia. No, Él, no.


sábado, 23 de enero de 2010

Y ENTRE TANTO MIEDO Y DOLOR, DIOS SE HACE UN HUECO

El título de esta entrada parece pegado a la mismísima actualidad... Sin embargo no es así: lleva colgado un tiempo... Se ve que es propio de todos los tiempos y lugares que Dios se haga presente, no sólo en las alegrías, sino también en el dolor y el miedo. Gracias, Señor...




Domingo III del Tiempo Ordinario, ciclo C. Lc 1, 1-4; 4, 14-21
Cuando estamos seguros de lo que hacemos y de lo que sentimos, tenemos una forma especial de actuar, sin miedos. Y los que están a nuestro alrededor, lo notan. Es lo mismo que nos pasa cuando nos sabemos habitados, ungidos por Dios. Nos sabemos al soplo de su Espíritu, confiados en su Nombre. Lo que somos, nuestra identidad, cobra un valor distinto.
Jesús volvía a Nazaret, donde se había criado para anunciar lo que Él es. Vuelve a compartir con sus paisanos su misión. De forma valiente, serena y sencilla, se muestra tal y como es. Es el Espíritu quien le impulsa, le mueve, le guía. Jesús deja claro para lo que Él ha venido. Y nos presenta su plan…



¿No te remueve nada por dentro el pensar que Dios viene a anunciar el Evangelio a los pobres, a los que pasan desapercibidos, los que nadie quiere, los que menos cuentan? ¿No te asombra que el mismo Hijo de Dios quiera anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista, dar libertad a los oprimidos? ¿No te “descoloca” que entre tanto dolor Dios quiera hacerse un hueco, acompañando, animando, agraciando? ¿No ves que aquí hay una Buena Noticia para ser compartida?
La misión continua, Dios sigue queriendo estar ahí, en donde nadie quiere estar y en donde sólo vemos oscuridad y sufrimiento, para ser sanado. Quiere transformarlo. Quiere contar contigo. Déjate hacer por su Espíritu, deja que Él te lleve a donde jamás hubieras pensado estar, a donde nunca creíste que merecería la pena vivir… siéntete habitado por su Espíritu, siéntete enviado a anunciar la Buena Noticia.
¡Ánimo! Recuerda que cuentas con la fuerza de su Espíritu que impulsa, mueve y envía.

viernes, 22 de enero de 2010

DIOS ENTRE ESCOMBROS, COMO UNO DE TANTOS EN HAITÍ


La imagen es de la parroquia de San Gerardo, en Haití. Parroquia al cuidado de los Redentoristas, donde el colegio inaugurado hace un mes (¡sí, un mes!) gracias al trabajo de la ONG Acoger y Compartir (AyC) también se vino abajo con los 300 niños y sus profesores dentro. Todos muertos.
Y Dios, pasando por uno de tantos. También entre escombros. Es cierto. Y el obispo y cientos de seminaristas y muchos cristianos...
Pero también está Dios como uno de tantos, haciendo cola para recibir algo de alimento. He visto en el telediario que los soldados sólo reparten ya a las mujeres porque cuidan mejor lo que reciben y lo reparten con más equidad. Además, dan menos problemas y no pelean entre ellas. Parece que cantan juntas... entre otras cosas, hoy las escuché cantando: El cielo está azul y comienza un nuevo día".
Increíble, ¿no crees?
Dios, como uno de tantos, junto a tantos, junto a todos... Se habla poco de Dios estos días en los medios de comunicación social... Apenas se le nombra. Yo, al menos, no lo he escuchado ni leído. Tampoco oigo noticias ni veo imágenes de los cientos y cientos de misioneros y misioneras que estaban y que han quedado allí. Sólo oigo hablar de militares, ONGs civiles, voluntarios de todo tipo... Y está muy bien, está bien. Pero, ¿dónde están los religiosos y religiosas? ¿por qué han desaparecido de las noticias?
¿O es impresión mía?
No importa. Lo que sí importa es que Dios está allí... pero no estaría mal que de algún modo su nombre y su rostro se hiciera visible y sonoro en nuestras crónicas.
Creo.

miércoles, 20 de enero de 2010

DIOS Y HAITÍ

“…pero Dios tampoco estaba en el terremoto.” (1º Reyes 19:11)
La tierra se sacudió como animal furioso,
temblaron los montes y el mar desató su enojo,
los suelos se abrieron y lo construido fue destruido,
y un pueblo cansado de sufrir vuelve a sufrir.
Vimos sus rostros y oímos sus llantos,
las imágenes estremecían y golpeaban,
personas deambulando, cuerpos aplastados,
destrucción y muerte, dolor y angustia,tras el terremoto cruel y devastador.
Pero Dios no estaba en el terremoto…

Hijos sin madres, madres sin hijos,
hermanos sin hermanos, amigos sin amigos,
miles y miles de vidas aplastadas en segundos,
historias, esperanzas, sueños, ilusiones
que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.
El horror dejó su marca indeleble
en las miradas perdidas, en las caras desoladas,
en los muertos, en los atrapados, en los mutilados,
en cada vida quebrada por lo no esperado.
Pero Dios no estaba en el terremoto…

Alguien gritó su espanto, otras voces se unieron
alguien elevó una plegaria, otras siguieron,
alguien cantó y muchos cantaron,
alguien levantó una escombro
y otros más comenzaron a levantar las piedras,
alguien abrazó a un herido
y otros más los cargaron en brazos,
alguien tendió su manoy miles de manos se unieron.
Y Dios estaba entre ellos.

En solidaridad con el pueblo haitiano
Gerardo Oberman
Castelar, 13 de enero de 2010

miércoles, 13 de enero de 2010

S.O.S. HAITI

Desde aquí sólo podemos unirnos al dolor de tanta gente en Haití, a todo el sufrimiento, y ofreceros números de cuenta en diversas entidades para colaborar vía Manos Unidas y Cáritas. Como pedía inmediatamente Benedicto XVI, pongámonos manos a la obra... en todos los sentidos: rezando, dando parte de lo nuestro, siendo más justos, discutiendo por cosas importantes y no por tonterías... en fin... ¡tantas cosas, Dios mío!... ¿Por qué?


Claretianas KORIMA: Cta Nº: 2100-1478-13-0200081730 REF: EMERGENCIA HAITÍ

Manos Unidas con Haití: BANCO SANTANDER
Cta. Nº: 0049-1892-63-2210525246 REF: EMERGENCIA HAITÍ


Campaña «CÁRITAS CON HAITÍ»

Teléfono de donaciones: 902.33.99.99

SANTANDER0049-1892-64-2110527931

BBVA0182-2000-21-0201509050

LA CAIXA2100-2208-39-0200227099

BANESTO0030-1001-38-0007698271

CAJA MADRID2038-1028-15-6000969697

POPULAR0075-0001-81-0606839307

SABADELL-ATLANTICO0081-0216-74-0001306932

C.E.C.A2000-0002-20-9100382307

BANCAJA2077-1277-10-3100146740

CAM2090-5513-04-0040370409



Y EN LAS CUENTAS DE LAS CARITAS DIOCESANAS

martes, 12 de enero de 2010

EN TI HAY UNA FUERZA QUE TE CAPACITA PARA AMAR

La frase es de un personaje del siglo IV, famosísimo y muy importante en su época, de gran influencia en la Iglesia hasta el día de hoy. Se llama San Basilio, obispo, teólogo, pastoralista (si puede decirse así). Aunque él mismo prefería definirse con una palabra sola: cristiano. Decía que er el nombre más bonito que podía darse a sí mismo. Escribió la primera Regla monástica, es decir, una especie de criterios y normas para dar forma y orden a los hombres y mujeres que sentían la llamada a dedicar su vida entera a Dios de un modo distinto a la mayoría. Tiene escritos sobre la dignidad de los pobres, la presencia de Dios en ellos y la exigencia radical que nos hacen a los que tenemos de todo. Supo poner en palabras, junto a su amigo Gregorio Nacianceno y su hermano Gregorio de Nisa, que el Espíritu Santo es Dios, Señor y dador de Vida...

No me enrrollo más. Disfruta de un trocito del texto con que comenzaba esta entrada. Merece la pena:

El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor...
Digamos en primer lugar que Dios nos ha dado previamente la fuerza necesaria para cumplir todos los mandamientos que él nos ha impuesto, de manera que no hemos de apenarnos como si se nos exigiese algo extraordinario, ni hemos de enorgullecernos como si devolviésemos a cambio más de lo que se nos ha dado. Si usamos recta y adecuadamente de estas energías que se nos han otorgado, entonces llevaremos con amor una vida llena de virtudes; en cambio, si no las usamos debidamente, habremos viciado su finalidad. En esto consiste precisamente el pecado, en el uso desviado y contrario a la voluntad de Dios de las facultades que él nos ha dado para practicar el bien; por el contrario, la virtud, que es lo que Dios pide de nosotros, consiste en usar de esas facultades con recta conciencia, de acuerdo con los designios del Señor...
Habiendo recibido el mandato de amar a Dios, tenemos depositada en nosotros, desde nuestro origen, una fuerza que nos capacita para amar; y ello no necesita demostrarse con argumentos exteriores, ya que cada cual puede comprobarlo por sí mismo y en sí mismo. En efecto, un impulso natural nos inclina a lo bueno y a lo bello, aunque no todos coinciden siempre en lo que es bello y bueno; y, aunque nadie nos lo ha enseñado, amamos a todos los que de algún modo están vinculados muy de cerca a nosotros, y rodeamos de benevolencia, por inclinación espontánea, a aquellos que nos complacen y nos hacen el bien. Y ahora yo pregunto, ¿qué hay más admirable que la belleza de Dios? ¿Puede pensarse en algo más dulce y agradable? ... El resplandor de la belleza divina es algo absolutamente inefable e inenarrable.

domingo, 10 de enero de 2010

BAUTISMO DE JESÚS: DIOS SE "MOJA" POR TI

Domingo I del Tiempo Ordinario, ciclo C. Lc 3, 15-16. 21-22


Pasamos del Niño que adoraron los Magos al hombre que pide bautizarse en el Jordán.

Jesús comienza así “su vida pública”, la puesta en marcha de su misión entre nosotros. Nadie sabe quién es, es uno más de los muchos que Juan bautizaba. Del montón, que diríamos. Puede que a nosotros mismos hoy nos cueste contestar quién es Jesús. Asistimos hoy a la respuesta, de la forma más digna, desde la Palabra de Dios.

Y es que Jesús, mientras oraba, se abrió el cielo, - todo era luz, todo brillaba, todo resplandecía… - bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma – se derramó el Espíritu que le habita y nos habita, el aliento de Dios que nos mueve desde dentro – y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”.

¿No te maravilla que justo el día en que Jesús se decide a aceptar el plan de su Padre, todo sea luz? ¿No te asombra que el Espíritu fuese recibido a borbotones, como el agua viva del Jordán, en El? ¿Y no te emociona que la respuesta a quién es Jesús sea una voz que diga “Tú eres mi hijo, el amado”?

Dios Trinidad se hace presente en el momento en que Jesús “se moja” por nosotros, se decide a amarnos hasta el extremo… se presenta ante nosotros

¿Cómo es posible un Dios con un exceso de amor tal hacia nosotros? ¿Cómo es posible que Jesús nos haga partícipes de ese amor sin merecerlo, partícipes de su Gracia?

Siéntete muy amado por Dios, siente como se derrama su Espíritu en tu vida, acoge este amor que nos sobrepasa y que nos lleva a seguirle más y más.

Jorge Ruiz

miércoles, 6 de enero de 2010

UNA ESTRELLA QUE BRILLA MÁS QUE LAS DEMÁS


Recuerda que la estrella SIEMPRE va delante de ti.

Nunca vas solo. Nunca vas sola.

Mira la estrella. BUSCA LA LUZ.

Déjate llevar por ella.

TE LLEVARÁ A LA VIDA

y aprenderás a vivir adorando.



viernes, 1 de enero de 2010

¡A POR OTRO AÑO MÁS!

¡Sí, eso!, ¡a por otro año más!...
Tú, que sabes todo lo que quiero,
lo que más deseo,
lo que te pido día a día, noche a noche,
intensamente...
Para mí y para todos los que quiero.
Para los que tendría que querer más...
Para los que no conoceré nunca, pero Te necesitan.
¡Sí, eso! ... sin miedo...
¡A por otro año más!
¡¡¡¡¡ GRACIAS !!!!!!