sábado, 24 de diciembre de 2011

Es Navidad... ¿y qué?

¿Y qué? pues que más allá de las tradiciones y este ambiente generalizado de querer ser un poco mejores en estos días, el Misterio que celebramos es tan increíble como sencillo e impactante... Dios Niño, Dios carne, Dios hombre, Dios mujer, Dios con nosotros para siempre..
Escucha... calla... contempla... Que Dios te encuentre con Él, ya que Él está siempre contigo.
Feliz Navidad


Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre. Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte. Celebremos, pues, con alegría la venida de nuestra salvación y redención. Celebremos este día de fiesta, en el cual el grande y eterno Día, engendrado por el que también es grande y eterno Día, vino al día tan breve de esta nuestra vida temporal (...) 
¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios. 
Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca cuál es tu justicia: y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura gracia de Dios.
De los Sermones de san Agustín (Sermón 185: PL 38, 997-999) 

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