sábado, 4 de junio de 2011

HALLELUJAH, ALELUYA!


Esta famosa canción de Leonard Cohen (recién galardonado con el Príncipe de Asturias) ha sido versionada infinidad de veces. Ofrecemos esta versión de K.G. Lang, una de las más conseguidas y la de Rufus Wainwright, quizá la más conocida por Shrek.
Una buena forma de ir acercándonos a este final del tiempo pascual. Tiempo de súplica y de agradecimiento. De alegría y de libertad. De querer creer que es posible. Que la Luz es más fuerte que las tinieblas... ¡y hay tantas tinieblas!



He oído que existe un acorde secreto, que David solía tocar, y que agradaba al Señor.
Pero tú realmente no le das mucha importancia a la música, ¿verdad?
Era algo así como la cuarta, la quinta, cae la menor y sube la mayor.
El rey, confundido, componiendo un aleluya.

Aleluya…

Tu fe era fuerte, pero necesitabas una prueba. La viste bañarse en el tejado.
Su belleza, y el brillo de la luna, te superaron. Te ató a la silla de su cocina.
Rompió tu trono, y cortó tu pelo. 

Y de tus labios arrancó un aleluya.

Aleluya…

Dices que tomé su nombre en vano. No conozco siquiera su nombre.
Pero si lo hice, bueno, realmente, ¿qué significa para tí?
Hay un resplandor de luz en cada palabra. No importa la que hayas oído.
La sagrada o la rota. Aleluya.

Aleluya…

Hice lo mejor posible, no fue mucho. No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no te tomé el pelo. Y aún así todo salió mal.
Permaneceré ante la oración del Señor, sin nada en mi lengua más que el aleluya.

Aleluya…

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