sábado, 18 de junio de 2011

DIOS TRINIDAD, COMUNIÓN, FAMILIA... ¡QUÉ DIFICIL!

Pues sí, ¡qué difícil trabajar, gestar, provocar, conservar la comunión! 
Y Dios empeñado en que antepongamos las relaciones, el cuidado, los lazos, la fraternidad... por encima de todo lo demás.
¡Y qué difícil tantas veces!
De lo que no hay duda es que todo aquello que rompa la comunión, no viene de Dios, del Dios de Jesús, del Dios Trinidad.
Pero, ¿qué rompe más la comunión:
- callar o hablar?
- parar o seguir?
- esperar o proponer?
- aguantar o denunciar?

De momento, no alcanzo más que a cerrar los ojos y pedir a Dios Trinidad que nos haga ver, sentir, pensar, como Él sienta, piensa y mira. Amén.

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