Esta inocente frase se escucha en la película "Collateral", con Tom Cruise.

No me digas que no son desagradables... se te mete el sonido hasta dentro como un dedo molesto en el ojo. Y eso que las televisiones han adaptado sus equipos de sonido para que recojan con menos intensidad las vuvuzelas sudafricanas en cada partido.
No me digas que no te dan ganas de tener una bien grande en casa y de vez en cuando "ir de vuvuzela solitaria" espantando moscones y otras especies pardas que te rodean. No es por hacer daño, ¡para nada!... Es sólo molestar un rato a esos que con frecuencia tanto nos molesta y que, por supuesto, incluso podemos querer, pero nos hacen la vida un poquito más costosa.
No me digas que no te gustaría unirte a dos mil vuvuzelas más y poner la cabeza como un bombo a más de uno: políticos de todos los colores, ONGs que no funcionan como deben, representantes públicos que no aprovechan sus posibilidades para el bien común, ONU, FMI, Banco Mundial... ¡en fin! ¡tanta gente!
No me digas que no te unirías a las palabras del Cardenal Napier, Arzobispo de Durban (en la foto) que "la única victoria que merece la pena es la de la dignidad humana" y por eso, tantos y tantos como nosotros, como él, en Africa y en el resto del planeta, nunca saldremos en los periódicos, pero seguiremos tocando las vuvuzelas más cercanas contra la injusticia, la pobreza, el mal humor, el mal gusto o la desigualdad manifiesta.
Al final, todo parece ser cuestión de sensibilidades... ¿verdad?
Estaba paseando por un jardín de mi barrio por el que camino muchas veces... Pocas me había parado a leer los carteles que aparecen en algunos árboles, aunque les habia visto antes, claro. Dicen el nombre o variedad y alguna característica. Me impactó especialmente uno. Se llama FALSA ACACIA. Sí, sí... como lo oyes. Su nombre, su identidad es no ser auténticamente algo. ¿No es increíble? ¿No te da cierto vértigo pensarlo? ¿No se te encogen las tripas si eso lo llevas a nuestro ordenado mundo humano?
Pues sí... Ha muerto Saramago, nobel de literatura, portugúes, ateo, enfermiza y desproporcionadamente antieclesial y anti-Dios. Seguramente era un buen hombre, ¡cómo no! y desde luego, un gran escritor y muy buen comunicador.
Si sabes conducir, sabrás que uno de los momentos más delicados es aprender a cambiar bien las marchas. Siempre no podemos ir a la misma velocidad: nos saldríamos de la carretera, nos pitarían lo de atrás por obstaculizar el tráfico o simplemente nos cargaríamos el motor del coche...
Todos queremos conocer a personas con corazón. La gente sin corazón nos hace daño, hacen mucho daño. Alguien con corazón es una persona humana (¡que curioso que hayamos hecho de "humano" un adjetivo, como si se pudiera ser persona "inhumana"... parece ser que sí). Alguien con corazón será tierno, sensible, compasivo, pasional, amable, sencillo, manso, acogedor, consolador, equilibrado, integrado... Alguien con corazón no es una máquina ni una calculadora. Se equivoca, se da cuenta, corrige, replantea, vuelve a caminar, vuelve a amar...
Hay paredes de piedra, paredes de papel, paredes de vidrio, paredes de colores, paredes de hormigón, paredes de madera, paredes,... paredes, paredes, más paredes.... siempre paredes...
La fuga puede ser un excelente arte de defensa, pero no debe ser usada cuando el miedo es grande. En la duda, el guerrero prefiere afrontar la derrota y después curar sus heridas, porque sabe que si huyera estaría dando a su agresor un poder más grande que el que merece.
(con la presencia de la Princesa de Asturias, Dña. Leticia)