jueves, 25 de febrero de 2010

TRANSFIGURADO: 2º DOMINGO DE CUARESMA

Jesús se trans-figuró: apareció con otra figura ante sus amigos, sus más intimos. No lo hizo en una explanada multitudinaria, como la multiplicación de los panes y los peces. No. Lo hizo con los discípulos que le acompañaban en los momentos más personales, con SUS AMIGOS.
No se transfiguró para darse importancia, ni para dejar claras sus intenciones, su poder, sus posibilidades... No... Parece que lo hizo por ellos: por sostener y alentar a sus amigos, previendo lo que se venía encima.
Como todo lo suyo, no lo hizo sólo. Todo lo que hacía y decía venía del Padre y esta vez no es distinto. La gloria, la belleza, la fuerza del amor del Padre es la misma gloria, belleza y amor de Jesús, el Hijo. El amor nos transfigura. Su amor transfigura y nos capacita para ser testigos. Nos abre los ojos y el alma a la luz amorosa de lo que no se puede ver "a simple vista".
Él es el Cristo, el Viviente, el que se acerca a la Pasión y a la muerte con fidelidad y entereza; el que será Resucitado; el que se deja conmover por nuestros miedos y por eso nos regala la Luz de su Transfiguración, para que cuando llegue la noche más total recordemos que la Luz existe, que es bella, que es verdadera, que es posible, que está conmigo. Que es Dios.
Gracias, Señor.... Amigo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario