sábado, 15 de junio de 2013

Mujer perdonada vale por dos

nos presenta una de las escenas más entrañables del evangelio:
una mujer que amaba tanto que era libre. 
Tan libre que fue capaz de expresar lo que sentía a pesar de tener delante gente
que, sin duda alguna, la iba a criticar y a desaprobar en su actitud. 
Iban a reprocharla, juzgarla, avergonarla...
Y seguramente, con datos reales y objetivos...¿qué importa eso?
Pero ella había descubierto algo mucho mayor y con más poder:
el amor que pide perdón y perdona. No por ley, no por moral. Por amor.
Así es la vida. 
Porque el amor nos hace libres.
Y sabernos y sentirnos perdonados (¿quien no lo necesita?)
nos permite ser lo que de verdad somos, siempre y en todo lugar.
¡¡¡¡El Dios de Jesús es así!!!! ¿No es esto una buena noticia?
Evangelio en estado puro




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