sábado, 22 de mayo de 2010

EL ESPÍRITU DEL RESUCITADO

No sé cómo será al final de los tiempos o al final de mi tiempo...
No sé pintarlo ni escribirlo ni contarlo adecuadamente, con mucha seguridad...
No sé probarte con exactitud matemática...

Pero sí sé a qué huele el Espíritu
Sé cómo sabe
Sé de qué color es
Sé cuál es el timbre de su voz
Sé cómo acostumbra a tocar el alma

También sé cómo cambiamos cuando él nos cambia
Cómo hablamos cuando le escuchamos
Cómo tocamos cuando sabemos que Él nos sostiene
Cómo escuchamos cuando sabemos que es Él quien habla
Cómo crecemos cuando somos conscientes de que estamos por habitados por Él.

Misteriosamente. Gozosamente. Aunque saberlo nos lleve a vivir también en medio del dolor. Porque si Él está, regará la tierra en sequía, sanará el corazón enfermo, lavará las manchas, infundirá calor de vida en el hielo... y mucho más. Pero también nos será muy difícil vivir por nuestra cuenta, huir de donde Él nos lleve. Que a veces será con gran gozo y muchas otras, con dolor.

Pero nosotros, Señor Resucitado, Dios vivo, Padre de los Pobres, Dador de Vida, Espíritu de la Verdad.. nosotros Contigo y como Tú.

Amén

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