Pues sí... Ha muerto Saramago, nobel de literatura, portugúes, ateo, enfermiza y desproporcionadamente antieclesial y anti-Dios. Seguramente era un buen hombre, ¡cómo no! y desde luego, un gran escritor y muy buen comunicador.
En todos los lugares nos hablarán de su vida, de sus orígenes humildes en una familia analfabeta, de sus libros, de su compromiso con aquello que él pensaba correcto...
Hoy, yo sólo pido por él, le miro con cariño e imagino cómo le habrá abrazado Dios mientras le guiña un ojo: "José, hombre, mira que no enterarte de te estaba esperando..."
Y daría cualquier cosa por ver su rostro y sus ojos cansados, escuchando de su afilada lengua cómo narraría este último y primer encuentro.
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