El Espíritu de Dios nos da fuerza, vida, nos recrea, nos consuela...
Sí, sí... ¿pero dónde está? ¿por qué aparentemente no actúa?
Y si resultara que todo es un problema de atención nuestro... ¿y si la cuestión fuera que no sabemos percibirle en la vida y la belleza que nos rodea? Atrévete y haz el test de atención...
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