Algunos no celebran San Valentín porque dicen que la historia del supuesto santo es una tontería y que tampoco fue tan importante y esas cosas....
Otros no lo celebran porque quieren hacer boicot a todo Centro Comercial y tinglado mediático que se enriquece a costa de convencernos de que lo más importante en la vida es tener, tener, comprar...
Otros no lo celebran porque no tienen pareja o no están enamorados o si lo están no son correspondidos... con lo cual, el día se convierte en un motivo de cabreo constante, en vez de una fiesta.
Te propongo un motivo alternativo para celebrar hoy San Valentín, para tener presente a lo largo del día la "magia", el misterio del amor: ¿Cuánto tiempo hace que alguien no te dice "te quiero"?, ¿cuánto tiempo hace que no le dices tú a nadie "te quiero"?
Son dos palabras mágicas, curativas, sanadoras, oxigenantes, esperanzadoras, espantapenas, alejatemores, comprometedoras, fieles, amables... ¡vienen de Dios!
A tu hijo, a tu madre, a tu abuelo, a tu amigo, a tu hermana, a tu novio, a tu esposa, a Dios...
El amor es uno y se dice de muchas formas... se hace carne de distintos modos. Pero el amor... ¡el amor es uno solo! Dios es amor... ¿no?
Y en el amor todos nos entendemos, porque todos lo necesitamos y todos nos sostenemos en él.
Celebra San Valentín o no, pero celebra el milagro, el don, la suerte, el regalo... de tener cerca de ti a alguien que te dice "te quiero" y a quien tú puedes decírselo. En lo cotidiano, en la rutina, en lo habitual... Querer y saberse querida por alguien así, es mucho más grande, misterioso y sorprendente que una noche mágica con cena a dos velas en el Empire State.... ¿o no?
Te propongo un motivo alternativo para celebrar hoy San Valentín, para tener presente a lo largo del día la "magia", el misterio del amor: ¿Cuánto tiempo hace que alguien no te dice "te quiero"?, ¿cuánto tiempo hace que no le dices tú a nadie "te quiero"?
Son dos palabras mágicas, curativas, sanadoras, oxigenantes, esperanzadoras, espantapenas, alejatemores, comprometedoras, fieles, amables... ¡vienen de Dios!
A tu hijo, a tu madre, a tu abuelo, a tu amigo, a tu hermana, a tu novio, a tu esposa, a Dios...
El amor es uno y se dice de muchas formas... se hace carne de distintos modos. Pero el amor... ¡el amor es uno solo! Dios es amor... ¿no?
Y en el amor todos nos entendemos, porque todos lo necesitamos y todos nos sostenemos en él.
Celebra San Valentín o no, pero celebra el milagro, el don, la suerte, el regalo... de tener cerca de ti a alguien que te dice "te quiero" y a quien tú puedes decírselo. En lo cotidiano, en la rutina, en lo habitual... Querer y saberse querida por alguien así, es mucho más grande, misterioso y sorprendente que una noche mágica con cena a dos velas en el Empire State.... ¿o no?
Ah... por si acaso, no olvides leer hoy -al menos hoy- Is 43, 4.
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