Hace días, según la ciudad en la que vivas, nos rodean diversos actos relacionados con el carnaval. Ya sabes: esos días previos a la Cuaresma que los humanos inventamos para "desahogarnos" y hacer justamente lo contrario de lo que la Iglesia mandaba (cuando la Iglesia mandaba....).
Por eso, se me ocurre que quizá puedo enterarme más de en qué consiste la Cuaresma si miro con detenimiento el Carnaval. Me quedo con un par de cosas:
- Carnaval es no poner ninguna traba a nada, no pensar, no controlar, no hacer razonar... Hacer lo que la "carne" te pide... o sea, lo que tú mismo quieres en ese momento, independientemente que lo quieran los demás...
Así que Cuaresma será un tiempo para aprender a tomar las riendas de mi propia vida, de mi "carne". Aprender a querer bien... Tan bien que nada ni nadie decidan por mí: ni mis impulsos, ni mis carencias, ni mis sueños, ni mis heridas, ni mis despistes, ni mis amigos, ni el ambiente, ni mi pasado....
- Carnaval es jugar a no ser yo (o al menos no parecerlo), a que nadie me reconozca (¡ni yo mismo!)... Se trata de ocultarme, disfrazarme y tras esa imagen que no es mía hacer lo que yo no haría, hablar como yo no hablaría... y saber que todos los que me rodean están haciendo exactamente lo mismo. No hay manera de saber quién es en realidad aquel con quien me relaciono, pero tampoco nos importa mucho.
Así que Cuaresma será un tiempo para aprender a ser yo mismo y además parecerlo. Aprender a mirarme con verdad y vivir como yo mismo -mi yo más yo- viviría si pudiera hacerlo. Y querer que todos vivamos así, auténticos, porque todo ser humano merece la pena; no precisa disfrazarse de lo que no es para quererle. Y saber que estoy tratando con su yo "más yo", y eso merece todo el respeto del mundo.
¿Y si resulta que la conversión cuaresmal que tanto tememos a veces no es más que esta gozosa invitación a ser dueña de mi propia vida y aprender a ser yo misma? ¿Y si fuera Dios el más interesado y empeñado en este aprendizaje humano de vivir sin caretas y con toda la consciencia posible? ¿No será que cuanto más "yo" somos, más estamos dejando que Dios tenga su Palabra y su Carne en nuestra vida?
Creo que sí...
Muchas veces son mis sueños, o mis heridas, los que me llevan a tomar decisiones. ¿Por qué no dejar que sea así, si éstos son parte de mí?
ResponderEliminarBuena pregunta... porque las heridas o lo s sueño o lo que tú quieras, son parte de ti, PERO NO SON TÚ COMPLETAMENTE, por importantes que sean. Si dejas que decidan ellos solos, sin haber pasado por tu "yo" más intimo y total, estarás decidiendo desde el dolor, desde la falta de realismo, desde la debilidad, desde.... depende.
ResponderEliminar¿No crees?