(Por Maite Garitagoitia)
Hoy al subir al autobús y observar y escuchar a la gente (aquí en Sevilla de lo que más se habla es de los pasos de procesiones y preparación de los trajes de feria) me he dado cuenta que la Semana Santa es un buen momento para poner nuestros sentidos a funcionar.
Tenemos que VER, para ver no basta sólo con mirar, hay que saber ver, dirigir la mirada, mantener la atención, penetrar los acontecimientos. Ver sobre todo en estos días las situaciones de dolor a nuestro lado y dejarnos conmover por ellas. A veces parece que nos hallamos hecho insensibles a tanto dolor y sufrimiento a nuestro alrededor, no nos toca, no nos cambia, no nos afecta… ¿será que no hemos mirado bien, penetrando con la mirada lo que ven mis ojos?
Hoy al subir al autobús y observar y escuchar a la gente (aquí en Sevilla de lo que más se habla es de los pasos de procesiones y preparación de los trajes de feria) me he dado cuenta que la Semana Santa es un buen momento para poner nuestros sentidos a funcionar.
Tenemos que VER, para ver no basta sólo con mirar, hay que saber ver, dirigir la mirada, mantener la atención, penetrar los acontecimientos. Ver sobre todo en estos días las situaciones de dolor a nuestro lado y dejarnos conmover por ellas. A veces parece que nos hallamos hecho insensibles a tanto dolor y sufrimiento a nuestro alrededor, no nos toca, no nos cambia, no nos afecta… ¿será que no hemos mirado bien, penetrando con la mirada lo que ven mis ojos?
Mira, ve, penetra los acontecimientos, gestos de las personas.
ESCUCHA, escucha la realidad, escúchate a ti mismo (dedícate tiempo), escucha a tu familia, a tus amigos…a la gente más cercana. Nos cuesta, cuesta pararnos y dedicar nuestra atención al otro, escucha atenta, delicada, respetuosa, empática…Abre y limpia los oídos para poder escuchar. Si tenemos taponados los oídos no podemos oír y menos escuchar.
Escucha, presta atención, no sólo con tus oídos sino con tu corazón.
TOCA al hermano/a, es la mayor señal de cercanía. Toca su vida, sus problemas, sus frustraciones, sus sueños, su dolor. Toca sin miedo sin falsos respetos. El tacto es curativo, como el niño que recibe la caricia y el abrazo de su madre. Acaricia la vida de los otros, con delicadeza, con cuidado, con amor.
Acaricia la vida de los otros, abraza, besa, el contacto cura.
SABOREA, gusta esta Semana Santa. Estés donde estés revive y haz vida en ti los pasos de Jesús: servicio, amor, entrega, renuncia, muerte. Esta semana sólo será “Santa” si tú y yo la hacemos santa. Ya sabes:
- Abre tu mirada y penetra la vida
- Limpia tus oídos y escucha
- Toca realidades
- Haz silencio
- Intenta hacer vida las actitudes de Jesús.
Y… ponte en camino…
Aquí en el ambiente, la Semana Santa huele a incienso y “pescaito” frito yo me pregunto, y si me lo permites te pregunto: ¿A qué huele mi Semana Santa?
Me quedo y te dejo con la pregunta para ir poniendo nombre durantes estos días “santos”.
DESDE EL DOMINGO DE RAMOS, PARA IR ENTRANDO: sabía que vendrías...
JUEVES SANTO: lo que me alimenta en la vida...
VIERNES SANTO: Dios también grita... y yo...
SÁBADO SANTO: Déjate buscar por Dios... (retiro)
DOMINGO DE RESURRECCIÓN: ¡Qué alegría vivir sintiéndose vivido!...
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