miércoles, 15 de julio de 2009

MUERTE Y VIDA, VIDA Y MUERTE

Hace días que, sin saber muy bien por qué y por muchas cosas, la muerte y la vida me rondan. Silenciosas, serenas, distantes. Este cuadro de Gustav Klimt se llama La Muerte y la Vida. ¿No te resulta curioso?
Hemos asistido a la muerte de Michael Jackson... Una mezcla de circo, mitomanía, mentira total, tristeza... En todos el deseo de reconocer el artista que podía quedar dentro de un cuerpo artificial, un rostro desconocido, una persona ¿increíble? que tenía que tomar 12 pastillas cada noche para vencer la ansiedad que le producía vivir. ¿No es eso esta bastante muerto?
También la muerte y la vida caminan de la mano de Honduras, querida tierra. Seguimos esperando en qué quedará. Si habrá suficiente cordura y generosidad en ambos políticos como para renunciar a sus ambiciones -de derechas y de izquierdas- y dar paso a otros que dejen en paz el país.
Y en los últimos días, otra noticia grotesca en España vuelve a ponerme frente a estas dos damas, Muerte y Vida. Si tienes 22 años y el primer día que trabajas como enfermera en neonatos cometes un error de bulto que termina con la vida de un pequeo, ¿cómo te sentirías? Si tuvieras 21 años y tu esposa acabara de morir por la gripe A, dando a luz a un pequeño prematuro, razón principal por la que ella no pudo tener la medicación apropiada; y además ese pequeño, toda tu vida, muriera en el hospital, víctima de un error inexplicable de una enfermera, ¿cómo te sentirías?
¿Nunca has notado que Vida y Muerte te envuelven y se acercan más de lo normal?
¿Nunca has tenido la sensación de que te sobrevuelan y nunca sabes cómo va a terminar el día comenzado?
¿Nunca has cometido un error, pequeño o grande, que matara algo sagrado y frágil, sin posibilidad de salvarlo?
¿Nunca has sentido que algo o alguien acababa con tu vida, por ignorancia, por imprudencia, por superficialidad, por azar... y algo así como una valle inmenso se abría en tus entrañas?
No es reflexión amable para el verano. Cierto. Pero así son las cosas. Qué bueno es saber -creer- que después de todo, sea como sea, y en desigual batalla, la Vida es siempre más fuerte y más bonita. Gracias, hermana Muerte, pero es la Madre Vida quien nos precede.

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