miércoles, 3 de junio de 2009

TÚ ERES PUENTE, TU ERES SACERDOTAL

Hay muchas clases de puentes. Diversos tamaños, materiales, longitud, anchura, estabilidad, belleza, funcionalidad...
Hay muchos modos diversos de entender el sacerdocio. No es lo mismo un sacerdte oficiando cultos paganos en Grecia que un sacerdote judío del tiempo de Jesús.
La Iglesia celebra el día de Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote. Es decir: Jesús es el único sacerdote propiamente dicho, porque es el único mediador real, auténtico, pleno y para siempre. Por eso, nosotros decimos que todos los cristianos, al bautizarnos, somos consagrados por Dios como pueblo sacerdotal, como mediadores, como puentes unos para otros. Y también hay dentro de la Iglesia algunas personas (en este momento, varones) que reciben el ministerio de ser sacerdotes de un modo propio y especial, sacramentalente.
Ser puente es una gracia, un don y una responsabilidad.
En ti está la capacidad para mediar, para unir orillas distantes, para acercar, para poner distancia si fuera necesario. Es bonito ser puente. Y especialmente lo es, cuando se convierte en una misión: unir las dos orillas más cercanas y que más solemos distanciar a la vez: Dios y nosotros mismos. Dios y cada una de las personas con que hoy o mañana o pasado, te vas a encontrar.
No lo dudes. Hazles fácil el camino. Sé puente. Sé lo que ya eres: pueblo sacerdotal en el único Sacerdote, Cristo. El que fue capaz de decir durante toda su vida:
aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad



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