¿Nuevas vocaciones para la Vida Religiosa? En el último mes, propiamente vocacional, he escuchado tres veces: "te pedimos nuevas vocaciones... jóvenes que vengan a llenar los huecos que los que mueren van dejando".
No importa nada en qué congregaciones lo he escuchado ni de qué personas (ha sido en distintas congregaciones, de ambos sexos y formas de vida). Importa, y mucho, que parte de nuestros hermanos y hermanas lo piensen. Más aún: ¡lo recen así!
Dejadme que os diga algo. Los jóvenes que hoy son llamados por Dios a la Vida Religiosa:
- no son la crema de un pastel hueco que necesita rellenarse
- no son un empaste para sanar el agujero de una muela con caries
- no son parches ni remiendos de un paño, por rico y valioso que sea
- no son plastilina que podamos encajar a presión en el molde de una figurita prefabricada
- no son soldados en lista de espera para salir a quemar los cartuchos en un frente y en una guerra que empezaron otros antes
¡¡¡No, por favor, no!!!! .. ¡No son llamados para "rellenar" nada de nada! Ellos y ellas son el "pastel" entero. Son sal y luz y verdad y camino y esperanza y presente y futuro... Porque son llamados por Dios aquí y ahora. Y si no lo son, será por otros motivos. Pero no porque no les haya sido dada la capacidad profética, sacerdotal y regia de todo bautizado. No lo será porque el Espíritu Santo, dador de todo don, no es esté habitando y empujando a vivir el Evangelio, a discernir su particular vocación en uno u otro Instituto. Son imagen de Dios Padre, Hijo y Espíritu.
Y mientras no les veamos así: ¿cómo quererlos? ¿cómo creerlos? ¿cómo acompañarlos? ¿cómo confrontarlos? ¿cómo enviarlos?
Y mientras no los veamos así, ¿de verdad crees que Dios, sabio y bueno, suscitará nuevas vocaciones a una Congregación o a una Iglesia que más anhela rellenos y siliconas para rehabilitarse su propia imagen y sus propias batallas, que hombres y mujeres libres, torpes, pecadores, honestos, ¡jóvenes!, enamorados perdidamente de Dios y de su Reino?
Habrá que pensárselo...
Me alegraría que esta reflexión fuera leída por muchas Misioneras Claretianas. pienso del mismo modo, una vocación no es una crema de relleno, ni nadie va suplir ni ocupar el lugar de nadie.
ResponderEliminarLa Vocación es un DON GRATUITO DEL AMOR DEL PADRE QUE LLAMA Y CONSAGRA PARA UNA MISIÓN.
La Vocación es algo tan grande que no tenemos derecho a empqueñecerla con nuestras pobres miras y razonamientos.
Vivamos esta gratuidad de Dios en acción de gracias, ! VALE LA PENA!
hagamos cada una de nosotras lo que podamos, no? Al menos no alimentar más esta forma dehablar, pensar, vivir, rezar...
ResponderEliminarLlevaba tiempo echando de menos leer algo así en alguna parte... gracias por expresarlo con claridad y valentía.
ResponderEliminarIgual, además de orar por las nuevas vocaciones, hace también falta orar insistentemente por las que ya hay, para que no abunde ese tono de desesperanza.
Que los jóvenes veamos en los religios@s gente enamorada del Evangelio, sin miedo al cambio si viene de Dios, sin miedo a ser menos si los que hay viven plenamente su vocación... Gente que disfruta plenamente con lo que hace y con lo que es.
A mí al menos, gente así me ayuda a crecer, a fiarme, a caminar...
gracias por la reflexión.
ResponderEliminarbusco con quien comunicarme para entrar al convento de ustedes.
que requisitos piden.
mi correo: elisagafitas@gmail.com
GRACIAS POR LA ATENCIÓN PRESTADA
Gracias por la reflexión. soy Claretiana y cuando pido por las vocaciones, primero pido por nosotras, las que ya estamos, para que el Señor nos siga dando la alegría que nos dio en el comienzo de nuestro seguimiento y que nos siga enamorando tanto como nos enamoró al principio. Y después, que si Él quiere, vengan otras a seguir este mismo camino, que para mí es el mejor y también lo será para quién Él elija que esté con nosotras.
ResponderEliminarGracias por esta reflexión, esa apreciación -o falta de apreciación- de las nuevas vocaciones desanima e impide que las personas desarrollen todo su pontencial y energías al servicio del Reino.
ResponderEliminargracias
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