El pasado 6 de diciembre murió mi tía, tras varios meses de enfermedad y lucha. Es la cuarta hermana de mi padre que muere en menos de dos años y medio y todos ellos tenían menos de 70 años ("no les tocaba morirse..."). Cuando le explicaron a su nieto que la abuela se había ido al cielo, con su abuelo, el niño dijo "¿¡Y con Goya?! ¡¿La abuela está con Goya?! (¿estaría estudiando en el cole la pintura española?).
La sucesión de estas muertes y todo lo que ello conlleva me hace pensar varias cosas:
- ¿En qué momento dejamos de ser como niños? Mi sobrinillo está encantado porque la abuela se ha ido con Goya, y yo, que sé con quién se ha ido realmente, me apeno pensando en su ausencia y en todos los que ha dejado aquí. Nos aferramos con un egoismo tiernamente humano, ya no a nuestra vida, sino a la de los demás que es menos nuestra que la nuestra, porque también es de Otro...
- ¿Qué cultura es esta, en la que nos cuesta tanto hacerle un sitio a la celebración de la vida que alguien ha compartido con nosotros, dejando espacio sólo para la tristeza y el llanto? ¡qué difícil cuando perdemos a alguien celebrar la suerte que hemos tenido de vivir a su lado, de conocerle, de quererle, de que nos haya regalado una parte de sí...!
- ¿Por qué olvido que no sé hasta cuándo durará mi tiempo? Pensar que podría morirme mañana mismo me hace disfrutar más de las cosas, elegir hacer lo que realmente quiero hacer, agradecer estar donde estoy y con quién estoy... en fin ser más feliz.
En este tiempo de adviento, aprovecharé para celebrar especialmente que nace el que es la Vida y trae la Vida, el que es Esperanza y trae esperanza, y en Él ponerlo todo en clave de VIDA y ESPERANZA.
Y tú... ¿qué opinas?
Y tú... ¿qué opinas?
Una sociedad que vive de espalda a la muerte y que se muestra insatisfecha, astiada por el presente, es una sociedad enferma.
ResponderEliminarAcabo de leer una cita que puede completar lo que escribís en el artículo: "Moriré, pero moriré como debe morir un hombre que no hace más que devolver lo que se le confió"
Cierto, José Angel... no sería poca cosa vivir con esa conciencia de ser fiador de Alguien...
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