Lo que no se recuerda, apenas existe.
Lo que no ha dejado nada al pasar por el corazón, bien podríamos habérnoslo ahorrado.
Sin embargo, aquello que vuelve a nuestra mente y corazón, a nuestra retina, a nuestros labios... ¡eso sí es vida de verdad! ¡lo hemos vivido!
Y esto que nos pasa con las personas que más queremos y con lo más importante que vivimos, también lo podemos aplicar a la JMJ. Entra en la web y descubre testimonios de gente muy diversa y descarga los mensajes de Benedicto XVI durante las Jornadas.
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