Seguramente ya has visto el vídeo. Está arrasando en la red. Lo traigo aquí por dos cosas:
1.- para reirnos. Sin más. Así de simple. Para no olvidar que la risa simple y abierta contagia y provoca en otros la misma carcajada. Sin motivos, sin fondo, sin tener que pensar... Simplemente nos reimos.
2.- porque es alucinante saber cómo le dio el ataque de risa. Sus asesores le escribieron un informe tan ténico y burocrático para hablar de embutidos, que el buen ministro no pudo contener la risa. Y es que, está claro: la cosa mejor planeada puede caer en el ridículo más absoluto cuando confundimos los escenarios. Cuando nos empeñamos en hacer de lo sencillo, algo complicado y pedante.
Sencillamente, damos risa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario