sábado, 2 de marzo de 2013

Para Dios, no hay tierra yerma...

Evangelio del III Domingo de Cuaresma

“Yerma”, además de ser el título de una obra de teatro de Federico García Lorca, es un adjetivo femenino de sonoridad preciosa que significa “inhabitada”, “incultivada”, que acompaña generalmente al sustantivo “tierra”. Pues bien, me atrevo a decir que no hay tierra yerma para el Padre, que todos los cristianos y cristianas tenemos la inmensa suerte de ser considerados semilla que da fruto y a la vez tierra para que la semilla dé fruto.
Esto es una suerte, pero también una responsabilidad. La responsabilidad de sabernos fértiles en dones y capacidades. Todos y todas tenemos las nuestras, ¿sabes tú reconocer las tuyas?
La Biblia está llena de metáforas sobre la siembra y la cosecha. Pero si no te llega esto de ser semilla que da fruto, piensa, simplemente, en lo que tú puedes dar al mundo y no estás dando. La Cuaresma es un momento perfecto para empezar a sacar lo mejor de ti, para convertirte en un donante de cualidades. No esperes a que caigan torres o a que se desmorone algo a tu alrededor, empieza ahora y serás más feliz, más original, más tú… ¡Seguro!
(Cristina López Navas en www.acompasando.org)

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