El episodio que nos narra el Evangelio de hoy es el central en el Evangelio de Marcos, y nos lanza una pregunta que está llamada también a ser central en nuestra vida. Jesús nos pregunta hoy: ¿quién decís que soy yo? ¿quién dices que soy? Y les prohibió terminantemente decírselo a nadie… a lo mejor es una invitación a no ser muy rápidos en dar respuesta a esa pregunta… no nos vaya a pasar como a Pedro. Podemos confesar a Jesús como Mesías y no acompañar la vida con una cierta coherencia, como nos sugiere una vez más la 2ª lectura de Santiago: la fe sin obras no es nada, está muerta. La fe en Jesús puede traernos problemas, hasta llegar al sufrimiento de todo tipo, como a Jesús, pero ojalá nos mantengamos firmes en su seguimiento, siguiendo su ejemplo y sus palabras, cueste lo que cueste y no tengamos que oír de sus labios la misma recriminación que lanzó a Pedro: quítate de mi vista, quítate de detrás de mí, es decir, lo contrario de ven y sígueme… lo contrario de la invitación a su seguimiento…
Tomemos el tiempo necesario para saber y confesar quién es Jesús para mí, hoy, para poder llevarlo a la práctica.
Consuelo Ferrús, Claretiana (www.acompasando.org)
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