Marko I Rupnik, autor de este mosaico, es un jesuita esloveno director del Centro Aletti de arte oriental en la Gregoriana de Roma. Jesús, el Cristo, el Hijo de María y José, es el Resucitado. No sentimos que es Dios porque haga magia especial o por grandes apariciones extravagantes... No.
El Resucitado es Dios porque nos muestra sus manos y sus pies... ¡no es un fantasma! tal como dice el evangelio del tercer domingo de Pascua. ¡No es un fantasma!...¡conviene que nosotros, sus amigos y seguidores, tampoco lo seamos!
Los fantasmas no aparecen cara a cara. No son capaces de ponerse en pie sobre la muerte, la oscuridad, el mal... Jesús sí.
Los fantasmas no pueden ofrecer su mano -herida- a nadie y mucho menos sacarles del infierno donde se encuentran... Jesús sí.
Los fantasmas no generan comunión ni bendición ni hombres y mueres que viven y anuncian que todo esto -a pasar de todo- tiene sentido. Jesús sí.
Creo en Jesús Resucitado, Hijo de Dios hecho hombre. No creo en fantasmas aunque a veces, pareciera que será todo más fácil o al menos, más llamativo. Pero nuestro Dios no es así. Quizá por eso me guste tanto mirar sus manos y sus pies. Heridas. Resucitadas.
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