¿Alguna
vez has visto un pelícano? Dicen que es
un pájaro no muy estético. Su gran bolsa, en la que almacena comida para
sus crías, le hace parecer incluso ridículo comparada con otras aves más “majestuosas”,
como el águila por ejemplo. Es más, junto con muchísimas otras aves, el
pelícano es visto como inmundo y maldito en el libro del Levítico (cf. Lev 11,18),
como el mismo Jesús fue considerado: “maldito todo el que cuelga de un madero”
(Gal 3,13). Y sin embargo es este animal el que los primeros cristianos
asociaron a Cristo, hasta el punto de encontrar en uno de los himnos más
antiguos esta invocación: “¡oh, Cristo, Buen Pelícano!”. ¿Por qué será?
Cuando nacen las crías de los
pelícanos las alimentan con pescados (¡son grandes pescadores, curiosamente!) que
almacenan en esas grandes bolsas que tienen bajo el pico. Pero aún hay más: lo
realmente increíble es que cuando el
pelícano adulto no encuentra comida para sus hijos, en vez de abandonarlos o
rendirse, les alimenta de su propia carne. Se arranca trozos del pecho
utilizando su propio pico, y alimenta a sus crías con su propia carne y sangre.
¿Acaso no haría esto una madre o un
padre viendo a sus hijos en necesidad? La mitología llega a transformar
este dato afirmando que el
pelícano devolvía la vida a sus hijos muertos hiriéndose a sí mismo y
rociándolos con su sangre (cfr. SAN ISIDORO DE SEVILLA, Etimologías, 12,7,26)
Así es Cristo, el Buen Pelícano y así lo
experimentamos todos los que sentimos que realmente Jesús da la vida por mí. No
sólo aquel día en la Cruz, sino todos los días de mi vida, de mil maneras:
preocupándose por mí, cuidándome, llamándome, guiándome… Y en la Eucaristía,
como celebración de la entrega más total, nos alimenta con su Cuerpo y su
Sangre... ¡no puede ser mas claro!
¿Querrás acompañar en estos días santos a
Jesús, tu amigo, tu Señor, tu Buen Pelícano, dispuesto a dar la vida entera por
ti? ¿Querrás tú seguirle y ser también un buen pelícano para todos los que te
rodean? ¿Quieres leer algo que te ayude a entender más y mejor de qué va esto de la Pascua?
Ah… y si te ayuda, te regalamos un poema
para cada día del Triduo… Lee, reposa, ora, disfruta… y sobre todo, acompaña a
Jesús.
Precioso.
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