sábado, 10 de marzo de 2012

Pasa, entra...


Sí, algo así podríamos decir en esta semana tercera de Cuaresma: pasa, entra...
Y Jesús entra en el Templo, su Casa, que eres tú mismo, tu cuerpo, tu vida... y mira lo que encuentra... Y ve desorden y mercadeo y se entristece porque te quiere.
Somos templo de Dios, somos Cuerpo de Cristo... pero se nos olvida. Y de vez en cuando, si tú quieres, Jesús entra y poner orden, abre las ventanas, limpia el polvo, abrillanta el suelo... ¡te pone guapo! Por dentro y por fuera... Porque eres muy valioso para Dios y sufre cuando te ve convertido en algo que no eres, que no estás llamado a ser...
Por eso toma el látigo, suave y fuertemente a la vez... porque te quiere...
No lo olvides.


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