¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!
Así reza el Pregón Pascual que anuncia la Resurrección de Cristo. Así podría definirse, simbólicamente, la vida del cristiano: arder sin apagarse y sin consumir ni quemar a los demás.
Arder para destruir tantas oscuridades y tinieblas a fuerza de bien, a fuerza de luz.
Arder sin descanso, serenamente, apasionadamente, para que así nos encuentre Cristo al final de la vida, cuando el final llegue.
Arder sin descanso para iluminar, sabiendo que no hay más cera que la que arde, que no somos más que esto que ves, que no damos mucho más de sí. Pero en esta pequeñez nuestra, toda nuestra cera es puro don Suyo. Y eso tiene más valor que todo el oro del mundo.
Su Luz nos hace ver la Luz. su luz nos hace Luz para los demás.
Feliz Pascua. Feliz Vida. Feliz entrega.
Te rogamos, Señor, que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo; ese lucero que no conoce ocaso y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso por los siglos de los siglos.
Amén
Precioso y verdadero... que asi sea. Feliz noche, feliz dia, feliz vida en Él. Maria Cristina
ResponderEliminarTenemos motivos sobrados para la esperanza. Marcos
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