El Adviento significa la presencia comenzada de Dios mismo. Por eso nos recuerda dos cosas: primero, que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, y está presente de una manera oculta; en segundo lugar, que esa presencia de Dios acaba de comenzar, aún no es total. Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros, los creyentes, quienes, por su voluntad, hemos de hacerlo presente en el mundo (...)
Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como Dios quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo (…) Esta luz de Cristo solamente puede -y solamente quiere- iluminar la noche del mundo a través de la luz que somos nosotros; su presencia ya iniciada ha de seguir creciendo por medio de nosotros
(J. Ratzinger)
No hay comentarios:
Publicar un comentario