La canción de Silvio Rodríguez dice: "la era está pariendo un corazón...", pero viendo hoy como miles de millones de personas en el mundo, la salida a la luz de los 33 mineros de Chile, no he podido evitar recordarla.
Hace días escuchaba a una mujer a pie de mina diciendo que esperaba el milagro de la vida: la Pacha Mama iba a dar a luz a 33 hombres, iban a revivir de nuevo, la Madre Tierra lo hacía posible.
Merece la pena unir este recuerdo con la imagen de estos hombres y de todos los que están haciendo posible el rescate. Merece la pena escuchar la canción y releer la letra despacio, saboreándola. Merece la pena pensar cómo hubiera reaccionado yo allí dentro, qué habría hecho que mantuviera la calma y la esperanza.
Merece la pena ver que el ser humano es tan capaz de devorarse a sí mismo y a los demás como de organizarse, racional la comida y la bebida, mantener las pasiones con cierta calma, asumir que uno de nosotros tiene que ser líder para que esto funciones y los demás quedarnos tranquilos...
Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala regando el tiempo.
Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces: la tierra llora.
La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo
si es preciso, por vivir.
Por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.
En fin, muchas cosas. La Madre Tierra hoy da a luz a 33 de sus hijos. En el parto han sido decisivos la tenacidad, la esperanza, la unión, la ciencia, la solidaridad, el dinero dado... y por qué no decirlo, también la fe. No hay más que ver cómo rezaban algunos de estos mineros tras abrazar a las personas que más quieren. El siguiente abrazo ha sido para Dios en forma de oración.
Hace días escuchaba a una mujer a pie de mina diciendo que esperaba el milagro de la vida: la Pacha Mama iba a dar a luz a 33 hombres, iban a revivir de nuevo, la Madre Tierra lo hacía posible.
Merece la pena unir este recuerdo con la imagen de estos hombres y de todos los que están haciendo posible el rescate. Merece la pena escuchar la canción y releer la letra despacio, saboreándola. Merece la pena pensar cómo hubiera reaccionado yo allí dentro, qué habría hecho que mantuviera la calma y la esperanza.
Merece la pena ver que el ser humano es tan capaz de devorarse a sí mismo y a los demás como de organizarse, racional la comida y la bebida, mantener las pasiones con cierta calma, asumir que uno de nosotros tiene que ser líder para que esto funciones y los demás quedarnos tranquilos...
Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala regando el tiempo.
Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces: la tierra llora.
La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo
si es preciso, por vivir.
Por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.
En fin, muchas cosas. La Madre Tierra hoy da a luz a 33 de sus hijos. En el parto han sido decisivos la tenacidad, la esperanza, la unión, la ciencia, la solidaridad, el dinero dado... y por qué no decirlo, también la fe. No hay más que ver cómo rezaban algunos de estos mineros tras abrazar a las personas que más quieren. El siguiente abrazo ha sido para Dios en forma de oración.
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