¿MONJA? ¿TODAVÍA HAY DE ESAS?

Hoy escuchaba un rato la radio, como hago muchas tardes. En un microespacio para "noticias raras y extravagantes" han incluido que Kirstin Holum, patinadora revelación en los Juegos Olímpicos de Japón (1998) ha dejado su prometedor futuro deportivo por entrar en una Congregación Franciscana. Evidentemente, el comentario ha sido jocoso, insultante, despreciativo... Y si les parece que exagero, escúchenlo ustedes mismos.

Música de fondo, voz del reportero como si fuera idiota y algo así como que escuchó la llamada de dios y lo dejó todo... Mientras algún que otro suspiro y risita de las compañeras y un comentario final: "Pero, ¿aún queda gente que haga estas cosas?"

Soy monja. Religiosa, para usar un término más exacto; es decir, consagrada de vida activa, misionera en mi caso. No soy idiota. Soy joven, relativamente. Conozco muchas monjas y religiosas jóvenes que tampoco lo son. Apuesto una cena a que esta periodista no conoce ni mucho menos quiere a ninguna monja. si no, no hablaría así. Es una pena. Porque eso mismo le pasa a otras personas cuando hablan de los gitanos, de los negros o de los homosexuales... y como no conocen ni quieren a nadie de estos grupos sociales, generalizan, desprecian, hieren... Es una pena.

En todo caso, ella se lo pierde. Pero qué pena que esta periodista, tan dada a defender causas perdidas y ser solidaria, no tenga sensibilidad suficiente para respetar la vida y las opciones de todos los seres humanos. Más aún: de todos sus oyentes.

Sí, Julia Otero: todavía hay gente que deja su casa, su familia y sus proyectos. Hay gente que reza, que trabaja por los demás, que se gana el pan y aún reparte. Gente que intenta vivir alegre en pobreza, castidad y obediencia. Gente que está en el mundo y que es plural, muy plural. Tanto, que le seguiré escuchando, esperando que en algún momento, quizá quiera abrir su horizonte y dejar las mofas para el carnaval. Ya estamos en Cuaresma...