Hace tiempo que no veía algo tan claramente vocacional, tan directo, tan sin complejos... Algo así, quizá con menos ritmo y más suave, pero con la misma decisión y pasión debió ser aquel encuentro de Jesús con el joven rico... y con tantos y tantas.... :
"Tú, te toca a ti, es tu momento, ¿cuál es tu don? ¿a qué suena tu vida? ¿qué música bailas? ¿a qué juegas?... Sal al centro del mundo, de la escena, de la vida... y decide, sé tú mismo. Por mi parte, si tú quieres, puede darte la entrada, marcar las palmas y el ritmo, ser tu camino y tu vida y tu tiempo y tu sabor y tu olor. Vente conmigo"
Y cuentan que muchos y muchas, tristes, bajaron la cabeza, se dieron la vuelta y nunca más fueron de verdad ellos mismos. No se atrevieron a salir al centro... Quizá por temor, por vergüenza, por falta de confianza en ellos mismos, por evitar el fracaso, por comodidad, por rabia... ¡Quién sabe!
Y cuentan que muchos y muchas siguen saliendo al centro y ponen lo mejor de sí. Siempre no ganan (uff... ¡casi nunca!...), siempre no encestan, siempre no meten goles, siempre no son aclamados, siempre no están contentos de sí mismos, siempre no están al cien por cien...
Pero siempre, siempre, siempre, están con Él. Y dicen que son los más felices del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario